
El sector agropecuario en el Tolima atraviesa una crisis que no puede seguir ignorándose. Los productores enfrentan altos costos de insumos, variabilidad climática extrema, dificultades para acceder a financiamiento y un mercado cada vez más incierto. Cultivos estratégicos como el arroz, el café y el cacao han visto reducirse sus márgenes de rentabilidad, mientras que los pequeños y medianos productores luchan por sobrevivir en un entorno cada vez más adverso.
Ante este panorama, es urgente transformar el modelo productivo para hacer más rentable y sostenible la actividad agropecuaria en el departamento. La bioeconomía se perfila como una alternativa poderosa para lograrlo. Este enfoque, basado en el uso eficiente de los recursos biológicos, la biotecnología y la economía circular, no solo puede mejorar la competitividad del sector, sino también abrir nuevas oportunidades de negocio y generación de empleo.
¿Cómo puede la bioeconomía rescatar el agro tolimense?
1. Apuesta por la biotecnología y la diversificación productiva
Desarrollar variedades resistentes al cambio climático, utilizar biofertilizantes y biopesticidas, e incorporar cultivos con alto valor agregado puede ayudar a reducir costos y aumentar la productividad sin afectar el medio ambiente.
2. Impulso a la economía circular
En lugar de desperdiciar subproductos agrícolas, estos pueden convertirse en bioplásticos, biofertilizantes o bioenergía. Un claro ejemplo es el aprovechamiento de los residuos del arroz y el café para la producción de biogás o biochar, generando ingresos adicionales para los productores.
3. Fomento de la bioindustria y los mercados diferenciados
Productos como cafés especiales, chocolates artesanales y aceites esenciales derivados de cultivos locales pueden conquistar mercados nacionales e internacionales. Para ello, es clave fortalecer la asociatividad y facilitar el acceso a certificaciones de calidad y sostenibilidad.
¿Qué hace falta para que la bioeconomía sea una realidad en el Tolima?
Aunque el potencial es enorme, la transición hacia la bioeconomía requiere acciones concretas. Se necesitan políticas públicas que fomenten la investigación, el desarrollo tecnológico y el acceso a financiamiento para proyectos de bioeconomía. También es fundamental la articulación entre el sector privado, el académico y los productores para generar modelos de negocio viables y escalables.
Tolima tiene en sus manos la oportunidad de liderar la transformación agropecuaria en Colombia. La pregunta es: ¿seguiremos apostándole a un modelo que nos mantiene en crisis o daremos el salto hacia un futuro más sostenible y rentable?