En una escena emotiva y esperada, Kira, una perrita que sobrevivió a un episodio de abuso, volvió al hogar de su dueña Zully Cortés, luego de recibir semanas de tratamiento y recuperación. La reunión tuvo lugar en el marco de la Feria Internacional de Café en Planadas, y simboliza un nuevo comienzo para Kira, quien fue rescatada tras un incidente que conmovió a la comunidad de Tolima.
Kira fue trasladada inicialmente a Ibagué para recibir atención veterinaria especializada. La Universidad Cooperativa de Colombia brindó apoyo en el proceso de exámenes médicos, fundamentales para consolidar un caso legal en contra de su agresor. Este caso, ahora en manos de las autoridades, podría sentar un precedente en la lucha contra el maltrato animal en la región.
Zully, visiblemente emocionada al reencontrarse con Kira, expresó su gratitud hacia quienes han sido parte de su proceso de sanación. “La veo en mucho mejor estado de lo que estaba. Mi compromiso es estar siempre pendiente de ella, darle mucho amor y cuidado. Gracias a todos los que la han ayudado a llegar hasta aquí”, compartió.
Durante la recuperación de Kira, La Granjita Reserva Natural ofreció un refugio temporal, mientras que Andrés Caicedo y el equipo veterinario local de Planadas la apoyaron con tratamientos continuos. Jarol Benjumea, médico veterinario del municipio, explicó que el proceso aún no termina: “Continuaremos con los cuidados y pronto procederemos con la esterilización de Kira para evitar riesgos en su salud y bienestar. Este es solo uno de los cientos de casos que atendemos, pero cada vez que nos informan de un animal en riesgo, intervenimos para ofrecer protección”.
La historia de Kira pone en evidencia la necesidad de fortalecer la protección animal en Tolima, con políticas más sólidas y una comunidad dispuesta a denunciar el maltrato. Para los habitantes de Planadas y sus alrededores, el regreso de Kira a casa representa un recordatorio de que la empatía y la acción son clave para defender la vida animal en medio de las adversidades.
Este caso se convierte en un símbolo de esperanza y de cambio en la actitud frente al maltrato animal en Tolima, una región donde aún queda mucho por hacer para asegurar que los derechos de los animales se respeten plenamente.
