
Después de quince días intensos de competencia en los XXII Juegos Deportivos Nacionales 2023, donde los deportistas tolimenses dejaron todo en el campo, es momento de realizar un análisis sobre los resultados obtenidos. Tolima, con su posición en el puesto once del medallero, ha dejado una huella de esfuerzo y dedicación, pero también ha suscitado cuestionamientos sobre el estado actual del deporte en la región.
En primer lugar, es imperativo reconocer y ponderar el esfuerzo de cada atleta, cuerpo técnico y administrativo que representó al Tolima con gallardía y berraquera. Cada medalla, ya sea de oro, plata o bronce, es un logro invaluable que merece ser celebrado.
Sin embargo, al observar los resultados como región, surgen preocupaciones. A pesar de la inversión millonaria en el deporte, la masificación deportiva en los 47 municipios del Tolima y la presencia de profesionales en el área, los resultados podrían no estar a la altura de las expectativas.
Con 9 medallas de oro, 14 de plata y 24 de bronce, la delegación Pijao igualó en oros lo alcanzado en los Juegos Deportivos Nacionales del año 2015. Aunque cada medalla es valiosa, la competencia nacional se define principalmente por las medallas de oro, y es aquí donde se destaca la necesidad de una evaluación.
Las ligas de Levantamiento de pesas, Billar, Boxeo y Hapkido contribuyeron con los oros, pero es importante destacar las 14 finales en las que los tolimenses lucharon por el primer lugar. Además, solo 15 ligas participaron de los 52 deportes que estuvieron en estos juegos, lo que plantea interrogantes sobre la masificación y la búsqueda de nuevas promesas deportivas en la región.
La pregunta que surge es: ¿Qué pasa con el deporte tolimense? ¿Qué sucede con los procesos de masificación, los incentivos deportivos, y la articulación con instituciones educativas y universidades para valorar a los deportistas? Es esencial revisar los procesos de formación y la labor de entrenadores, monitores y el cuerpo técnico y administrativo que, en algunos casos, no han dado los resultados esperados.
Este análisis también aborda la necesidad de evaluar la infraestructura deportiva en el Tolima, un tema extenso y crítico por sí mismo. Pero, sobre todo, la gran pregunta que permanece en el aire es: ¿Qué va a pasar con el deporte tolimense?
Felicitamos a los deportistas por sus esfuerzos, a los entrenadores por su dedicación y a los administrativos por su labor en pro de las ligas y sus deportistas. No obstante, queda claro que se requieren procesos deportivos más efectivos y una visión integral para avanzar en el desarrollo del deporte en el Tolima.