
El expresidente Álvaro Uribe Vélez volvió a avivar la polarización política en Colombia con un ataque frontal contra Juan Manuel Santos, a quien calificó de “cínico” y “solapado”, acusándolo de haber traicionado al país y de ser el arquitecto del caos actual. En un mensaje publicado en su cuenta de X (anteriormente Twitter), Uribe no escatimó en señalamientos contra su exministro de Defensa, a quien responsabilizó de corrupción, impunidad y de haber entregado el país a la guerrilla.
Según Uribe, Santos “tapó el asesinato de Álvaro Gómez Hurtado”, “se hizo perdonar el golpe de Estado que intentó dar con paramilitares y guerrillas” y “coordinó la entrega de dineros de Odebrecht a su campaña”, señalándolo como un político sin escrúpulos que manipuló el poder para su beneficio. Además, lo culpó de haber frenado la segunda fase del Plan Colombia al no llevar su ratificación al Congreso, a pesar de haberlo negociado como ministro.
El líder del Centro Democrático fue más allá y acusó a Santos de encabezar la mayor traición política en la historia reciente del país. Aunque en campaña se vendió como el “gran enemigo del Castro-Chavismo”, Uribe afirmó que su sucesor terminó entregando Colombia a las FARC mediante un acuerdo de paz que, en su opinión, solo fortaleció a los criminales. Como prueba de ello, señaló el alarmante aumento de los cultivos de coca durante su mandato, pasando de 48.000 hectáreas en 2012 a 220.000 en 2018.
Uribe también denunció que Santos instauró un sistema de corrupción sin precedentes en el Congreso, comprando votos y lealtades con la llamada “mermelada”, una estrategia con la que, según el exmandatario, logró manipular a los legisladores a su conveniencia.
En un capítulo aún más explosivo, Uribe acusó al magistrado César Reyes de haber sido enviado a la Corte Suprema por Santos con el único propósito de encarcelarlo, sugiriendo que existe un entramado judicial orquestado para perseguirlo. Asimismo, lo responsabilizó de haber quebrado el orden constitucional al utilizar el “fast track” para imponer el Acuerdo de Paz, desconociendo el plebiscito del 2 de octubre de 2016, en el que el “No” ganó en las urnas.