Tras casi tres décadas de espera, finalmente se ha puesto en funcionamiento el Segundo Acueducto de Ibagué, una obra que garantizará el suministro de agua potable las 24 horas del día en toda la ciudad. Este proyecto había sido considerado por muchos como un “elefante blanco”, pero hoy se convierte en una realidad que beneficiará a miles de habitantes, especialmente en la zona sur.
El acueducto, que fue inaugurado en el marco de los 474 años de la fundación de la ciudad, cierra un ciclo de promesas y retrasos. La Alcaldía de Ibagué, en conjunto con la Empresa Ibaguereña de Acueducto y Alcantarillado (IBAL), finalmente entregó una infraestructura clave para resolver los problemas históricos de acceso al agua en la capital tolimense.
“Hoy le estamos cumpliendo el sueño de entregarle al sur agua potable”, mencionó la alcaldesa Johana Aranda durante la inauguración, reconociendo también el trabajo de quienes participaron en la finalización de esta obra. Aunque la mandataria hizo énfasis en el apoyo institucional, el acueducto también se concretó gracias a las constantes demandas de los líderes comunitarios y la presión social que exigía soluciones definitivas.
La gerente de IBAL, Erika Palma, explicó que la obra no estuvo exenta de dificultades, especialmente en áreas como ‘Morrochusco’, una zona clave del trazado de más de 42 kilómetros. “El trabajo en terrenos tan complejos como este puso a prueba no solo nuestra capacidad técnica, sino también la voluntad de concluir lo que había quedado inconcluso por tanto tiempo”, señaló Palma, en referencia a las múltiples fases que el proyecto atravesó.
Líderes comunitarios como Eddy Gómez, del sur de Ibagué, expresaron su alivio ante la culminación de la obra. “Llevamos 29 años esperando esto. Hoy podemos decir que finalmente contamos con el acueducto, pero queda mucho por hacer. No podemos quedarnos aquí, necesitamos seguir mejorando”, afirmó.
Detalles técnicos de la obra
El Segundo Acueducto de Ibagué incluye importantes componentes técnicos, como bocatomas, desarenadores y 17 viaductos. Además, cuenta con una planta de tratamiento de agua potable en Boquerón y estructuras de disipación que garantizan un flujo constante y seguro de agua a lo largo de sus 42 kilómetros. Esta obra promete transformar la calidad de vida de miles de ciudadanos, poniendo fin a décadas de promesas incumplidas.