Pan industrial, miel y bocadillo, sin impuesto. Se mantiene la no deducibilidad de las regalías.
Artículos como los alimentos ultraprocesados que tendrán mayores impuestos, la posibilidad de gravar a las iglesias, los tributos al sector minero-energético y la cárcel para evasores fueron los que dilataron ayer el debate de la reforma tributaria en las plenarias de Cámara y Senado.
En Cámara levantaron sesión anoche y seguirán debatiendo hoy; en cambio en Senado sí se logró aprobar todo el proyecto. La conciliación de los dos textos se haría el martes que viene.
A lo largo del debate para aprobar este proyecto, que busca recaudar unos 20 billones de pesos para el 2023, fueron varias las ocasiones en las que diferentes congresistas del Centro Democrático pidieron tener más tiempo para analizar con calma el proyecto de ley y, por ende, aplazar el debate. Sin embargo, esas proposiciones les fueron negadas.
“Esta es la reforma del desempleo, de la pobreza y de la inflación. Se trata de un tiro en el pie para el crecimiento económico del país”, sentenció el senador del Centro Democrático Miguel Uribe, quien también solicitó que la votación fuera artículo por artículo.
Incluso, en la Cámara, la bancada del Partido de ‘la U’ abandonó sobre las 8 de la noche el recinto en medio de una acalorada discusión con respecto a los impuestos saludables.
Del lado contrario, la coordinadora ponente Clara López aseguró que dos de cada tres pesos del recaudo de la reforma vendrán de quienes tienen más de 20 millones de pesos. “Esta es la reforma del cambio”, señaló.
El ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, también salió a defender en varias ocasiones la reforma frente a los congresistas. “El Gobierno heredó un déficit fiscal elevado y el presupuesto tenía una reducción del 10 por ciento en la inversión pública. La única forma de hacer el ajuste fiscal es una tributaria”, señaló.
Y en otro punto del debate defendió los nuevos impuestos que pagarán los petroleros y los mineros: “Tratamos de capturar los sectores que están en mayor auge y que al igual que han hecho los cafeteros en épocas de bonanzas deben aportar más ahora”.
Si bien el exvicepresidente y jefe natural del partido Cambio Radical, Germán Vargas Lleras, alertó hace unos días de un supuesto ‘mico’ para beneficiar a las megapensiones del exterior en la reforma tributaria, ayer eliminaron este impuesto en el debate en el Senado.
Entre los artículos que quedaron aprobados ayer en el debate del proyecto de ley están algunos como el de que la tarifa de los dividendos sea entre el 0 y el 20 por ciento y que la tasa de las ganancias ocasionales suba al 15 por ciento, a excepción de las loterías, que quedó con una tasa de 35 por ciento.
También fue aprobado el impuesto al patrimonio, que quedaría así: a partir de 3.000 millones de pesos, con una tarifa marginal de 0,5 por ciento; a partir de 5.000 millones de pesos esta subiría al 1 por ciento, y desde los 10.000 millones de pesos, quedaría en una tasa de 1,5 por ciento.
Pan, miel o bocadillo, sin impuesto
La propuesta de gravar con una tarifa gradual de 10, 15 y 20 por ciento los productos de panadería industrial fue una de las más polémicas en el debate de las plenarias. Finalmente, el pan quedó excluido de la lista y por tanto no estará gravado. También quedaron por fuera la miel, la leche, el bocadillo y las obleas.
Al contrario, sí tendrán impuesto los productos de galletería, las confituras o los helados, entre otros. Sin embargo, el ministro Ocampo dijo que este regirá a partir de septiembre del 2023.
Los responsables de pagarlo serán los productores que en el año gravable anterior o en curso obtengan ingresos brutos inferiores a 10.000 unidades de valor tributario (UVT), es decir, unos 380 millones de pesos.