
En los últimos meses, los habitantes de Ibagué han visto con asombro cómo el valor de sus recibos de gas ha duplicado sus montos habituales, afectando gravemente a los hogares de estratos 1 y 2. Muchos ciudadanos, que apenas consumen una sola comida al día o que usan el gas para lo mínimo indispensable, están recibiendo facturas por encima de los $100.000 pesos, una cifra insostenible para sus economías.
La empresa Alcanos, responsable del suministro de gas en la ciudad, ha ofrecido dos explicaciones ante las quejas generalizadas. En primer lugar; señalan que el valor del metro cúbico de gas es variable y puede oscilar entre los 1.000 y los 7.000 pesos, lo que explica, según la empresa, las fluctuaciones en el monto total de la factura.
En segundo lugar, Alcanos ha mencionado que durante la pandemia del COVID-19, la Comisión de Regulación de Energía y Gas (CREG) implementó la Resolución 048 de 2020, congelando las tarifas para los estratos más bajos. Este congelamiento generó saldos pendientes que ahora están siendo recaudados, lo que ha disparado los costos para estos usuarios.
Sin embargo, los afectados señalan que nunca fueron informados con antelación sobre este aumento y que la medida está golpeando de manera desproporcionada a las familias más vulnerables, que ya enfrentan dificultades económicas. «Nos están cobrando valores que no podemos pagar. Es inhumano», comenta una vecina del barrio San Jorge, quien no entiende por qué la empresa no informó antes de este ajuste.
La pregunta que muchos se hacen es: ¿por qué no se avisó con anticipación sobre este incremento? ¿Quién regula estos cobros y qué mecanismos de control existen para evitar que los hogares de estratos 1 y 2 sean impactados de esta forma tan drástica? La falta de claridad y transparencia en la comunicación ha generado un profundo malestar entre los usuarios, quienes esperan una solución pronta y efectiva a esta situación.