
En un acto rodeado de simbolismo militar y bajo un fuerte hermetismo, Nicolás Maduro se juramentó este viernes, 10 de enero, como presidente de Venezuela. Esto ocurre pese a las denuncias de fraude electoral en los comicios presidenciales de julio pasado, que según líderes opositores como Edmundo González y María Corina Machado, vulneraron la voluntad popular reflejada en las actas.
El evento tuvo lugar en la Asamblea Nacional de Venezuela, ubicada en Caracas, donde Maduro ingresó escoltado por militares que formaron una calle de honor, mientras algunos de los presentes lo aclamaban. Acompañado de su esposa, Cilia Flores, el dictador saludó sonriente a los asistentes, entre ellos el presidente cubano Miguel Díaz-Canel.
La ceremonia se desarrolló en medio del rechazo de la comunidad internacional y de la oposición venezolana, que acusa al régimen de perpetuar la represión y violar los derechos democráticos del país. Sin embargo, los aplausos de los asistentes marcaron el inicio del acto oficial, donde Maduro consolidó su poder pese a las múltiples protestas por su ilegítima reelección.
La posesión de Maduro no solo refleja la crisis política de Venezuela, sino también el debilitamiento de las instituciones democráticas, según analistas. Mientras tanto, la población sigue enfrentando la incertidumbre y la desesperanza ante un régimen que se aferra al poder.