
El exsenador tolimense Mauricio Jaramillo Martínez oficializó su retiro del Partido Liberal, colectividad en la que militó durante buena parte de su vida política. A través de una carta enviada directamente al director del partido, César Gaviria, Jaramillo expuso sus razones, señalando una profunda crisis interna que, según él, ha llevado a la degradación de la colectividad.
En su comunicación, Jaramillo cuestiona con dureza el rol que actualmente cumple el expresidente Gaviria y señala la creciente influencia de su hijo, Simón Gaviria, en la toma de decisiones del partido. También arremete contra la “parlamentarización” de la política liberal, acusando a algunos congresistas de actuar en función de intereses personales, alejándose de las verdaderas necesidades del pueblo.
Aunque su renuncia no fue del todo sorpresiva, sí marca un quiebre importante en las filas liberales, especialmente por la cercanía que Jaramillo ha mostrado con el gobierno de Gustavo Petro, del que forma parte su hermano, Guillermo Alfonso Jaramillo. De hecho, desde hace meses se ha señalado al exsenador como una figura con injerencia en el Ejecutivo, lo que ha despertado críticas sobre un presunto manejo burocrático dentro del actual gobierno.
Con esta decisión, Jaramillo pone fin a una larga historia dentro del liberalismo y abre un nuevo capítulo en su vida política, mientras crecen las tensiones al interior del partido frente a una posible reconfiguración ideológica.