
En los últimos años, hemos sido testigos de un aumento significativo en los efectos devastadores del cambio climático en todo el mundo. Las altas temperaturas, las inundaciones, los incendios forestales y la pérdida de biodiversidad son algunos de los fenómenos que no solo están afectando a países distantes, sino que también están impactando nuestra propia ciudad, Ibagué, y el departamento de Tolima. Ante esta realidad, es urgente que implementemos soluciones locales, y la reforestación es una de las más efectivas y necesarias.
La región tolimense cuenta con una vasta riqueza natural, pero también con una alarmante tasa de deforestación que pone en riesgo no solo nuestro ecosistema, sino también la estabilidad climática de la región. Los bosques de nuestras montañas no solo son fuentes de vida para innumerables especies, sino que también actúan como reguladores del clima, ayudando a absorber el dióxido de carbono (CO2), uno de los principales causantes del calentamiento global.
La reforestación, además de ser una medida clave para combatir el cambio climático, es también una inversión en el futuro de Ibagué. Al plantar más árboles y restaurar las áreas deforestadas, estamos ayudando a reducir las temperaturas locales, mejorar la calidad del aire y aumentar la capacidad del suelo para retener agua, lo que disminuye el riesgo de deslizamientos e inundaciones. Estos beneficios no solo tienen un impacto positivo en el medio ambiente, sino también en la calidad de vida de los habitantes de la ciudad y el campo.
Es fundamental que tanto las autoridades locales como la ciudadanía comprendan la importancia de fortalecer los programas de reforestación en nuestra región. No se trata simplemente de plantar árboles, sino de garantizar su crecimiento y sostenibilidad a largo plazo. Esto requiere la implementación de políticas públicas adecuadas, la participación activa de la comunidad y la cooperación de empresas privadas, que también pueden contribuir a mitigar el impacto de sus actividades industriales en el entorno.
Como abogado, considero que es necesario revisar y fortalecer las normativas ambientales, promoviendo sanciones más severas para quienes contribuyen a la deforestación y ofreciendo incentivos para quienes se comprometan con la protección y recuperación de nuestros bosques. También es importante que se fomente la educación ambiental en todas las edades, para que las futuras generaciones valoren y cuiden nuestro entorno natural.
En este contexto, el cambio climático no es un problema lejano. En Ibagué ya hemos sufrido las consecuencias de un clima cada vez más impredecible, y la reforestación es una herramienta que tenemos a nuestro alcance para hacerle frente. La naturaleza nos ofrece una solución que no podemos desaprovechar. Debemos actuar ya, no solo por nosotros, sino por quienes vendrán después. Es nuestra responsabilidad asegurar que las montañas y los bosques de Ibagué continúen siendo un símbolo de vida y resistencia frente al cambio climático.
Por: Miguel Moreno, abogado