La “U” de Unión ya no representa lo que alguna vez fue entre Andrés Hurtado y la familia Yepes. La relación política que se vendía como una de las más sólidas del escenario tolimense, atraviesa una crisis que ya nadie intenta ocultar.
Entre los roces recientes se cuentan egos inflados, reclamos personales, diferencias estratégicas y un manejo comunicacional cada vez más incendiario. Voces cercanas al Yepismo afirman que Hurtado ha perdido la brújula, que se niega a escuchar y que sus decisiones están dinamitando las alianzas que alguna vez le dieron fuerza electoral.
Una de las grietas más profundas se produjo tras un mensaje en un chat privado en el que, según se conoció, Hurtado cuestionó a la diputada Yully Porras con una frase que molestó profundamente: “¿Estás barretizada?”. El comentario, dirigido a la diputada Yully Porras, fue interpretado como una falta de respeto, más aún cuando ella y su esposo fueron quienes, en su momento, le entregaron a Hurtado la presidencia del Partido de la U en el Tolima.
El desencuentro se agudizó con la publicación de una nota, en un medio digital que estaría vinculado a comunicadores cercanos a Hurtado. En ella se lanzaban críticas directas y en tono desobligante contra la diputada Porras. La publicación fue retirada poco después, y el medio emitió un escueto mensaje reconociendo el “error”, pero para muchos, ya era tarde: el mensaje político se había entendido.
En la casa Yepista no cayó nada bien este episodio. Familiares, amigos y dirigentes del movimiento expresaron su molestia por lo que consideran un ataque injustificado a quien fue clave en el ascenso político del exalcalde.
El distanciamiento entre los Yepes y Hurtado se suma al evidente enfriamiento entre este último y la actual alcaldesa de Ibagué, Johana Aranda, quien ha empezado a marcar una línea propia de gobierno y parece querer tomar distancia del discurso hurtadista.
Analistas coinciden en que el panorama político ha cambiado rápidamente. Lo que al comienzo parecía una coalición unificada para enfrentar al barretismo, hoy se ha transformado en un escenario de disputas internas. Algunos ya lo llaman el “efecto boomerang”, donde los conflictos que Hurtado intentó llevar afuera, están regresando desde dentro de su propio círculo.
Si no logra recomponer el camino, advierten desde el Yepismo, Hurtado podría terminar aislado, sin partido, sin aliados y con una chequera que, al final, no le alcanzará para recuperar lo perdido.
