
Durante dos días, diputadas, concejalas y mujeres en cargos de elección popular construyeron una hoja de ruta para fortalecer la participación femenina, exigir garantías institucionales y hacer visibles las formas sutiles y estructurales de violencia que persisten dentro del sistema político colombiano.
La cumbre se desarrolló en un momento clave, luego de que el exalcalde de Ibagué, Andrés Fabián Hurtado, utilizara un pasaje bíblico en un acto público para decir:
“Solo la mujer tonta es la que derriba con sus propias manos su hogar. Solo las tontas son las arrogantes, las insensatas, las ingenuas y las que no respetan a su padre.”
Una frase que fue interpretada como una agresión simbólica hacia la alcaldesa Johana Aranda, pero que también afectó a otras mujeres en escenarios de poder, como la diputada Yully Porras, presidenta de la Comisión de la Mujer en la Asamblea del Tolima, quien ha liderado debates locales en defensa de los derechos de las mujeres y ha sido firme en condenar los discursos que pretenden deslegitimar el rol femenino en la política.
Frente a ese contexto, la cumbre no fue solo un espacio de análisis, sino una respuesta política. Las mujeres allí reunidas alzaron la voz en representación de todas aquellas que han sido invisibilizadas, deslegitimadas o silenciadas por asumir su lugar en la esfera pública sin pedir permiso.
Uno de los momentos más representativos fue la intervención de la alcaldesa Aranda, quien expresó con firmeza:
“En esta tierra gobernamos las mujeres al lado de los hombres. Un aplauso para todos los hombres que nos acompañan, para todos aquellos que nos abrazan y que han entendido que hoy el liderazgo no tiene género.”
No fue una frase decorativa. Fue una afirmación política. Porque el liderazgo no tiene género, pero sí tiene historia: una historia de lucha, de resistencia, de puertas cerradas y barreras superadas. Hoy, gracias a esas mujeres, el poder se escribe en voz alta, y también en femenino.
La cumbre concluyó con compromisos claros: reforzar los canales de denuncia, impulsar legislación con enfoque de género, crear observatorios regionales de violencia política y consolidar redes de respaldo entre mujeres en cargos públicos.




