
La gobernadora del Tolima, Adriana Magaly Matiz, se encuentra en una encrucijada política al convocar mesas técnicas con la alcaldía de Ibagué para tratar temas de vital importancia para el desarrollo urbano y social de la ciudad. Durante una entrevista reciente, Matiz destacó la importancia de ejecutar proyectos de infraestructura que incluyen el viaducto de Mirolindo, la pavimentación de vías, la remodelación de polideportivos y la modernización del salón de Asojuntas en la comuna 8, así como la aprobación de permisos para la implementación del gas domiciliario.
Un viaje sin sintonía, pero con un mensaje de unidad
La gobernadora regresó de un viaje a Washington D.C. junto a la alcaldesa de Ibagué, Johana Aranda, aunque las imágenes y reportes indican que en el extranjero no hubo un encuentro de voluntades o una coordinación política efectiva. Sin embargo, Matiz ha dejado claro que, a pesar de las diferencias y de la evidente desincronización, la unión es necesaria para poner en marcha los proyectos que, según ella, “ya están en marcha” – con permisos emitidos y proyectos formulados – y que aguardan únicamente la autorización oportuna por parte de la alcaldía para ser ejecutados.
Este llamado a la unidad se da en un contexto en el que Ibagué ha sido señalada por diversas fuentes por sus constantes retrasos en obras de infraestructura. Informes recientes del sector público y de organismos de control han puesto en evidencia las trabas y la falta de respuesta oportuna por parte de la administración local, lo que genera un ambiente de incertidumbre que afecta tanto a proyectos educativos como a otros de gran envergadura, como es el caso de las obras de infraestructura vial y deportiva.
Obstáculos y retrasos: ¿Cuál es el verdadero problema?
Según la gobernadora, la traba no reside en la falta de voluntad ni en la ausencia de proyectos, sino en la gestión interna de la alcaldía, que habría estado “deteniendo” o demorando la autorización de proyectos imprescindibles para la modernización de la ciudad. Desde la perspectiva de Matiz, la situación se complica cuando se observa que, a nivel internacional –ejemplo claro lo es el contraste con Estados Unidos, donde se evidencia un avance acelerado en infraestructura–, Ibagué se ha quedado rezagada.
Los analistas señalan que, detrás de estas demoras, se esconde una compleja red de procesos burocráticos, la mala administración de recursos y, en algunos casos, la falta de coordinación interinstitucional. En el contexto de Ibagué, donde recientes investigaciones y denuncias han evidenciado incumplimientos y retrasos en obras como el puente de la calle 60 y proyectos educativos, la crítica de Matiz adquiere una dimensión mayor. Su discurso resulta oportuno al cuestionar: ¿por qué, teniendo los permisos y proyectos en regla, se sigue postergando la ejecución de obras que podrían transformar el paisaje urbano y social de la ciudad?
La apuesta por un futuro moderno y la urgencia de actuar
La gobernadora insiste en que es momento de actuar con firmeza y coordinación para poner a Ibagué en la senda del progreso. La experiencia adquirida en su reciente viaje a Washington, y el comparativo con otras ciudades que avanzan a ritmos acelerados, refuerza su convicción de que la modernización y la eficiencia deben ser pilares fundamentales en la gestión pública. Asimismo, Matiz advierte que la falta de respuesta por parte de la alcaldía podría no solo frenar el desarrollo de obras clave, sino también perjudicar la imagen y competitividad de Ibagué a nivel nacional e internacional.
En este sentido, la gobernadora no solo critica las trabas administrativas, sino que también convoca a una unión de fuerzas –entre el gobierno regional y la alcaldía– que permita derribar barreras burocráticas y dar paso a una gestión coordinada y transparente que responda a las necesidades de la ciudadanía.
El debate que hoy se vive en Ibagué es reflejo de una lucha mayor por la modernización y el progreso en un entorno en el que la burocracia y la falta de coordinación parecen ser los principales enemigos del desarrollo. Mientras la gobernadora Magaly Matiz reafirma su compromiso y llama a la unidad, la alcaldía de Ibagué deberá responder a las crecientes demandas de eficiencia y transparencia para que proyectos tan fundamentales como el viaducto de Mirolindo, la pavimentación de vías, la mejora en los espacios deportivos y la implementación del gas domiciliario pasen de ser meras promesas a realidades palpables para la comunidad.