Este domingo 24 de noviembre, la vicepresidenta Francia Márquez clausuró la Asamblea Nacional de Juventudes en Ibagué, un evento organizado por el Ministerio de la Igualdad que, pese a su importancia, estuvo rodeado de inconvenientes logísticos y reclamos por parte de los asistentes.
Aunque se había anunciado la participación de 3.000 jóvenes de todo el país, finalmente llegaron poco más de 1.000 participantes, debido a problemas en la organización del transporte y la alimentación, lo que generó inconformismo entre algunos asistentes. Durante las jornadas, varias discusiones surgieron por la falta de garantías logísticas y descoordinación, opacando en parte los objetivos del evento.
En su discurso de clausura, Márquez reconoció los retos que enfrenta el Gobierno para responder a las necesidades de las comunidades y aseguró que la transformación social no es inmediata. «El cambio lo logramos dure lo que dure y cueste lo que cueste. Estamos construyendo pueblo y cambio, porque ni el presidente ni yo hemos olvidado que somos hijos del pueblo,» afirmó.
Además, defendió el programa ‘Jóvenes en Paz’, criticado por algunos sectores, y señaló que invertir en los más vulnerables no es un gasto, sino una necesidad. «Toda la juventud debe estar en la primera línea de la transformación. Hablar de estos temas incomoda a muchos, pero nuestra apuesta es clara,» enfatizó.
El evento también incluyó la firma del Primer Acuerdo Nacional con Jóvenes en Colombia, una iniciativa que busca fortalecer el liderazgo juvenil y avanzar en temas como acción climática, empleabilidad y derechos humanos.
Pese a las dificultades, Márquez destacó la importancia de este espacio para escuchar a las juventudes y construir una agenda que represente sus necesidades. «Conquistar los derechos de un pueblo excluido, marginalizado y víctima de violencia estructural no se logra en cuatro años, pero no dejaremos de intentarlo,» concluyó.