
Según la investigación, entre 2018 y 2022 se excluyó de los reportes oficiales la región del Pacífico colombiano, considerada una de las zonas con mayor productividad y rutas de salida del narcótico hacia el exterior. Este “error metodológico”, como lo denominó la propia UNODC, habría ocultado cerca del 40% de la producción real de cocaína, permitiendo que el gobierno de entonces mostrara supuestos avances en la lucha contra el narcotráfico.
La directora de Política de Drogas del Ministerio de Justicia, Marcela Tovar, confirmó que los errores técnicos en las mediciones distorsionaron las estadísticas oficiales.
“Durante años no se midió la producción potencial de cocaína en la zona del Pacífico, que es la más productiva. Eso impidió conocer la magnitud real del problema”, señaló.
Por su parte, la experta en estadística Hawen Zhang advirtió que la omisión de esa región altera completamente la interpretación de los datos:
“Si se quería medir bien la producción, era indispensable incluir al Pacífico. No hacerlo cambia todo el panorama.”
Con la revisión metodológica realizada durante el actual gobierno, se determinó que al incorporar nuevamente al Pacífico, la producción potencial de cocaína aumentó un 53%, lo que dejó en evidencia la magnitud del ocultamiento.
El presidente Gustavo Petro reaccionó señalando que el gobierno anterior habría manipulado las cifras para mostrar una política exitosa que en realidad no existía:
“El gobierno Duque vendió cifras falsas para mostrar resultados que nunca existieron. Fue una manipulación política para evitar una descertificación.”
El caso también genera tensiones diplomáticas. Estados Unidos, que durante años utilizó esas mismas cifras para justificar su cooperación militar y financiera, ahora evalúa una posible descertificación a Colombia, en un giro que muchos califican de irónico: el país podría ser sancionado justo cuando decidió revelar los datos reales.
El informe de Señal Investigativa y la revista Raya concluye que el reporte de 2022 habría sido objeto de un maquillaje estadístico con fines políticos, destinado a proteger la imagen internacional del entonces presidente Iván Duque.
Con las nuevas cifras, se derrumba el discurso del “éxito antidrogas” de esa administración: mientras el país hablaba de reducción de cultivos, la producción de cocaína seguía creciendo, solo que no se estaba contando.




