
De acuerdo con el reporte preliminar, el artefacto explosivo fue arrojado desde el barrio Villas de Guaralá hacia el sector conocido como Guyanas, donde se encuentra uno de los puntos de ingreso al establecimiento.
Por fortuna, la granada no alcanzó a detonar y fue asegurada por las autoridades competentes, que realizaron la detonación controlada para evitar una tragedia.
Este nuevo ataque se suma a otros hechos de violencia registrados recientemente contra el personal del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (INPEC). En días anteriores, varios disparos impactaron una de las garitas donde prestaba servicio un dragoneante, lo que ha generado preocupación entre los funcionarios del cuerpo de custodia y vigilancia.
A nivel nacional, el panorama tampoco es alentador. En diferentes cárceles del país se han reportado al menos seis atentados, dos funcionarios asesinados y otros dos heridos, además de un homicidio tipo sicariato en Cali, Valle del Cauca, presuntamente relacionado con las mismas estructuras delincuenciales que buscan intimidar al sistema penitenciario.
Ante la situación, las autoridades reforzaron la seguridad en el Coiba de Picaleña y en otros establecimientos penitenciarios, mientras avanzan las investigaciones para establecer quiénes estarían detrás de estos ataques.
El INPEC y la Fuerza Pública trabajan de manera articulada para garantizar la seguridad del personal y de los internos, en medio de una ola de violencia que ha encendido las alarmas en todo el sistema carcelario del país.




