Como cada semana, asistimos a un nuevo enfrentamiento protagonizado por el primer twittero de la nación, Gustavo Petro, quien nuevamente casó pelea, y esta vez fue contra el Banco de la República por un informe técnico donde demuestra las graves consecuencias que traería la lesiva Reforma laboral propuesta por su Gobierno.
Una reforma laboral que, en opinión de los expertos tanto del sector productivo, como del sector académico, va en contra de los intereses de los trabajadores y de la economía colombiana en general, y más aún en un contexto de desaceleración económica y una tasa de informalidad laboral cercana al 58%.
Teniendo en cuenta lo anterior, cabe preguntarse ¿es realmente el momento adecuado para una reforma laboral de este tipo?
El Banco de la República esta semana ha señalado en el informe, que desato la ira del colérico e intransigente presidente Petro, que esta reforma laboral podría tener efectos negativos en el empleo formal. De hecho, en el informe se prevé que el incremento en los costos salariales recortaría 454.000 empleos formales en un horizonte de entre 3 y 4 años, lo que equivale a una disminución del 2,1% de la tasa de formalidad.
Además, el aumento en el costo laboral promedio oscilaría entre el 3,2% y el 10,7%, impactando especialmente a sectores como el comercio, las actividades profesionales, los servicios de recreación y esparcimiento, y la hotelería y turismo. Esto sería, especialmente, perjudicial para las micro y pequeñas empresas que ya enfrentan enormes dificultades para mantenerse a flote en medio de una economía tan incierta.
Adicionalmente, Fedesarrollo ha señalado que la Reforma Laboral propuesta va en contravía de lo que hoy requiere el mercado laboral en el país.
La inestabilidad y la informalidad laboral son problemas crónicos en Colombia, y la reforma presentada por el Gobierno sólo empeoraría la situación; aumentando los costos del empleo formal y, por lo tanto, aumentando el desempleo y la informalidad. Además, el aumento en los costos de despido afectaría directamente a las Mypimes, que son el motor de la economía y que, según cifras de ACOPI y ANIF, generan 80% del empleo en Colombia; aproximadamente 16 millones de puestos de trabajo, y representan 99,5% del tejido empresarial.
¿Realmente queremos ahogar el emprendimiento y la innovación en Colombia con una medida que sólo beneficia a unos pocos?
Es cierto que el país necesita una Reforma Laboral; pero no una que duplique los costos de despido, aumente los costos laborales para las Mypimes en un 19% y afecte negativamente al empleo formal.
Necesitamos una Reforma Laboral que promueva la estabilidad de los trabajadores, la formalidad, la productividad y la equidad. Una reforma que garantice que los empleados tengan derechos y beneficios adecuados y que los empresarios tengan incentivos para contratar a más personas y mejorar la calidad de sus empleos. Una reforma que promueva la inversión y la creación de empleo, en lugar de ahuyentar a los inversores y emprendedores.
En conclusión, la Reforma Laboral presentada por el Gobierno del presidente Gustavo Petro es una medida contraproducente para la economía colombiana y para los trabajadores en general. En un contexto de desaceleración económica y una alta tasa de informalidad laboral, necesitamos medidas que promuevan la estabilidad laboral, la formalidad, la productividad y la equidad.
Presidente: en vez de estar perdiendo el tiempo buscando peleas en Twitter dedíquese a gobernar, y emplee sus energías en construir propuestas convocantes que permitan disminuir la informalidad y que encaminen al país a la superación de la pobreza, fortalezcan la confianza inversionista y la cohesión social.