En un giro inesperado en la política internacional, Estados Unidos anunció oficialmente la ruptura de relaciones diplomáticas con Colombia, marcando el fin de una alianza estratégica que ha perdurado por décadas. La decisión fue confirmada este jueves por el Departamento de Estado en Washington, citando “graves desacuerdos en materia de cooperación regional, política antidrogas y compromisos democráticos”.
La Cancillería colombiana respondió con un comunicado en el que lamenta profundamente la decisión del gobierno estadounidense y reafirma su disposición al diálogo, aunque aclaró que “Colombia no aceptará imposiciones que vulneren su soberanía”.
La tensión entre ambas naciones había ido en aumento durante los últimos meses, con choques públicos entre altos funcionarios de ambos gobiernos sobre temas sensibles como el enfoque frente al narcotráfico, las relaciones con Venezuela, y la implementación de acuerdos ambientales y laborales.
Analistas internacionales advierten que esta ruptura podría tener consecuencias económicas significativas, especialmente en el comercio bilateral y la cooperación en seguridad. Empresas exportadoras colombianas expresaron preocupación por posibles aranceles o restricciones comerciales, mientras que sectores políticos en EE. UU. y Colombia piden reconsiderar la decisión y buscar una salida diplomática.
Hasta el momento, no se han anunciado medidas respecto al personal diplomático, pero se espera que en los próximos días ambas embajadas reduzcan o suspendan operaciones.
La comunidad internacional observa con atención el desarrollo de esta situación, que reconfigura el mapa geopolítico del continente americano.
